Patas flacas, con sus alas de lana, nos llevó "volando" porque decía que había que darse prisa, que quedaba poco tiempo... Siguiendo sus indicaciones llegamos a un lugar aparentemente normal. Llamamos al timbre y abrió la puerta un chico que con una gran sonrisa nos invitó a pasar. Lo primero que vimos fue un montón de cajas numeradas, una larga mesa llena de papeles, cintas... y personas muy concentradas envolviendo paquetes con mucho mimo...
¡Juegos de JUNGLAJARA!
Todos llenos de aventuras, cariño y diversión.
Nos dieron las gracias y nos enseñaron que detrás de cada caja numerada había una familia, unos niños que, gracias a la preciosa labor que hace PROTECCIÓN CIVIL, recibirían la visita de unos reyes muy majos y muy magos.
A veces la magia potagia la hace gente normal y corriente, que dedica su tiempo a los demás.
Detrás de cada caja hay una familia de nuestro entorno en situación de exclusión. Cualquiera puede llegar a estar en esa situación. No volvamos los ojos hacia otro lado.
Juguetes, ropa, productos de aseo, comida... Si quieres hacer magia potagia de la buena, de la que no tiene truco... mira a tu alrededor, hay muchas maneras de hacer llegar la ayuda y si no encuentras la puerta, ya sabes...
¡LLAMA A PATAS FLACAS!
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