Si os gustan las emociones fuertes no os podéis perder esta fiesta. No se parece a nada que hayáis visto antes. El protagonista es JARRAMPLAS, el cual se presenta al mundo por San Sebastián con su peculiar apariencia: una espectacular máscara, traje de "pingos" y un tambor como toda defensa. Merece la pena participar de esta batalla vegetal, es una experiencia única que no os dejará indiferentes.
Vamos con la reseña:
Y sale Jarramplas, y con él, su atronadora melodía.
Tambor y lluvia de adrenalina. Todo un pueblo unido que celebra un ritual con
sabor ancestral.
Orgullo colectivo prendido en cintas de mil colores,
como si cada una fuera un piornalego que danza junto a Jarramplas, aguantando
heroicamente la avalancha de impactos.
Jarramplas no expresa sufrimiento, al contrario, en
su cara sudorosa y congestionada se puede apreciar felicidad, emoción,
satisfacción. Se sienten honrados de poder recorrer las calles de su pueblo y
participar con los suyos de una tradición que a ojos extraños puede parecer
primitiva y que en cambio, en el corazón de los piornalegos, crece de manera
natural y forma parte, para siempre, de su esencia.
Para entenderlo hay que encaramarse a la Sierra por
San Sebastián, mimetizarse entre el gentío, respetar las reglas y a Jarramplas.
¡Viva Jarramplas!